La juventud trans reivindica su derecho a la autodeterminación

11 agosto 2020

Las personas jóvenes organizadas en la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) reivindican el derecho de autodeterminación de la juventud y la adolescencia trans con motivo del Día Internacional de la Juventud que se conmemora cada 12 de agosto.

Y es que, tal y como explica Sergio Siverio, coordinador del grupo joven, “aunque la sentencia del Tribunal Supremo de 2019 eliminó el requisito de la mayoría de edad para realizar el cambio de género en la documentación oficial, aún no se ha reconocido el derecho de la autodeterminación del género en nuestro ordenamiento jurídico”. “Eso implica que aún hay que demostrar una situación estable de transexualidad y madurez suficiente lo que obliga a la adolescencia trans a pasar por psiquiatría con la consecuente huella emocional que eso puede dejar”, explica.

“Las personas trans tenemos que tener infancia y adolescencia y yo siento que me las robaron solo por ser trans”, así lo afirma Sandra, de 22 años, que pudo hacer el cambio registral en su documentación oficial tras los dos años de tratamiento y 10 meses de trámites pero que, hasta que se lo permitieron, sufrió muchas situaciones desagradables cuando iba al médico, cuando tenía que realizar una matrícula o cuando empezó a buscar trabajo.

Según la legislación actual, las personas trans tienen que recibir un diagnóstico de disforia de género y seguir un tratamiento hormonal durante dos años para poder cambiar su documentación.

Sandra explica que ella se hormona desde los 17 años y que ha tenido que cambiar varias veces de tratamiento porque, con frecuencia, surgían problemas de abastecimiento. “Las únicas hormonas que terminaron por facilitarme me generaban muchos efectos secundarios y, finalmente, opté por pagarme yo misma el tratamiento ya que, afortunadamente, me lo puedo permitir. Tener que hormonarte para que no te discriminen ya es una barbaridad, pero es que, además, el acceso a los tratamientos está fatal”, asegura.

Asimismo, denuncia la falta de formación de algunos profesionales sanitarios y el trato patologizante de algunos centros de salud. “Aún hay incluso carteles que señalan que te encuentras en la unidad de trastornos de identidad de género y que te explican lo que es la transexualidad diciendo que es una psicopatología”, denuncia. “A mí ya me da igual lo que me digan pero que alguien tenga que afrontar todo esto con 15 o 16 años es muy duro, además del sufrimiento que genera haber tenido que estar fingiendo ser alguien que no se es”, concluye.

Raquel también tiene 22 años y desde los 6 sabía que no era como el resto de “chicos”. Hasta su adolescencia no supo poner nombre a su realidad y cree que este proceso hubiera sido más fácil si hubiera tenido referentes o si en el colegio le hubieran hablado de la realidad trans. Aún no ha podido cambiar sus datos en su documentación oficial, pero le gustaría hacerlo. “Dos años es mucho tiempo y mientras, sigues enfrentándote a situaciones discriminatorias y teniendo que dar explicaciones. Poder cambiar tus datos antes haría las cosas más fáciles, para registrarte en cualquier sitio o hacer cualquier trámite te piden el DNI y eso te expone constantemente”, asegura.

Medidas de protección para la juventud LGTBI

Raquel, además, ha sido una de las jóvenes LGTBI confinadas en los últimos meses con una familia que no acepta su realidad. “No puedo ser visible en casa si no quiero tener problemas. Es una situación muy complicada porque, especialmente, mi madre tiene una opinión radicalmente en contra”, relata.

Esta situación es la que gran parte de la juventud LGTBI ha tenido que vivir durante los meses de confinamiento, durante las 24 horas del día y día tras día. “La negación constante de la identidad y/o la orientación sexual es una forma de violencia con la que las personas jóvenes LGTBI tenemos que convivir con frecuencia. Además, fingir constantemente ser quién no se es ante quienes, en teoría, deberían constituir tu círculo de apoyo, genera altos niveles de estrés, ansiedad e incluso en algunos casos, pensamientos suicidas”, alerta Sergio Siverio, coordinador del grupo joven de FELGTB.

“Asimismo, la situación de las personas trans jóvenes puede verse agravada por los discursos de odio que recientemente han aparecido en la esfera pública cuestionando su realidad”, explica Siverio. Por todo esto, FELGTB reivindica que se tenga en cuenta la situación de especial vulnerabilidad de la infancia y juventud LGTBI en la tramitación de la Ley Orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, para que se ofrezca una correcta atención y seguimiento a los casos de violencia intrafamiliar por LGTBIfobia”.

“Necesitamos una legislación estatal que proteja y garantice los derechos de todo el colectivo y de las personas jóvenes LGTBI en particular, ya que, en muchos casos, estamos expuestas a altas tasas de violencia en los ámbitos familiar, educativo y social, con especial incidencia a través de las redes sociales que, durante el confinamiento, eran prácticamente la única conexión que teníamos con el mundo exterior”, alerta.

“Demandamos, también, que se garantice el acceso a la información y formación sobre diversidad LGTBI en el ámbito educativo para combatir el acoso escolar y crecer en escuelas seguras donde desarrollarnos libremente, así como a una educación sexual reglada que se adapte a nuestras necesidades e implante estrategias preventivas para el abordaje del VIH y de otras ITS, desde una perspectiva de derechos. Las familias, el profesorado y el alumnado debemos hacer un frente común para combatir el bullying LGTBIfóbico en las escuelas y también en las redes sociales, con estrategias que incorporen la diversidad LGTBI en las aulas y protejan el derecho a saber del alumnado”, declara.

Como recursos de empoderamiento de la juventud LGTBI, FELGTB organiza cada año unas jornadas donde cientos de personas LGTBI menores de 30 años comparten sus experiencias y debaten sobre sus retos y necesidades. Este año, las XIX Jornadas Jóvenes Sin Armarios se celebrarán del 9 al 12 de octubre en Málaga, gracias a la cofinanciación del Instituto de la Juventud de España (INJUVE).